Los tragos, las luces y la música no parecían de este mundo. Tenía la sensación de que se había transportado a otro planeta. Es lo último que recuerda Mauricio cuando repasa en su mente la noche que casi termina en tragedia. Ocurrió hace casi un año. Cuando se despertó, no entendía nada. Su cuerpo en una camilla, lleno de cables. Y los rostros de preocupación en su familia.
De todo lo que probó, la ketamina fue lo peor, confiesa Mauricio, de 26 años. Esta peligrosa sustancia, un anestésico que es usado por los veterinarios, desde hace un tiempo se ha convertido en una de las drogas de moda. El problema es que los consumidores necesitan más y más dosis de este alucinógeno que, combinado o no con otras drogas, puede ocasionar hasta la muerte.
"Empecé a consumir a los 16. Por diversión, supongo. Antes sólo fumaba marihuana, hasta que terminé el secundario y empecé con la cocaína. Más tarde conseguí trabajo. Ganaba bastante plata. Y empecé a consumir cada vez más cosas. Así probé las drogas sintéticas. Hace dos años conocí la ketamina; pegaba muy bien. La bajaba con marihuana. Sentía que podía con todo, hasta que empecé a derrapar. Mi novia me dejó, faltaba al trabajo, bajaba de peso, buscaba diversión y drogas todos los días. Y de repente, aparecés en un hospital y no sabés ni cómo te salvaste", resume Mauricio.
Sentado en el banco del jardín de la institución en la que ahora se recupera de su adicción, se define como un joven de clase media que no tenía demasiados problemas, que sólo quería divertirse. La historia de Mauricio le pone piel y huesos a una realidad cada vez más preocupante: ya casi no existe el monoconsumo (aquello de ser fiel sólo a una droga). Lo apoyan las cifras: el 46% de los consumidores de sustancias ilícitas las combinan, de acuerdo a los informes de la Secretaría de Programación para la Prevención de La Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar). Luis Carbonetti, titular del programa provincial de adicciones, admitió que en la gran mayoría de los casos que atiende el sistema público se detecta el policonsumo de sustancias. Y las consecuencias de esta moda se ven en los hospitales, donde cada vez se atienden más casos de jóvenes intoxicados por el consumo de dos o más drogas. Llegan a mezclar cuatro o cinco sustancias. ¿Para qué? A veces para potenciar el efecto de una droga o para contrarrestarlo. Fue la muerte de un joven, hace un mes, lo que puso el tema en el ojo de la tormenta. El caso encendió el alerta entre quienes trabajan la problemática, aunque no sería el primero, aseguran. En ese hecho, los análisis toxicológicos fueron claros: el muchacho había consumido ketamina.
"Y lamentablemente no es la primera muerte desencadenada por el uso de esta sustancia; el problema es que no todos los casos se conocen", explica el médico Gustavo Marangoni, director de la Fundación CAIS (Centro de Atención Interdisciplinaria).
"Se trata de una droga que tomó mucho auge entre los jóvenes por su con gran potencial alucinógeno. Utilizada originalmente entre los veterinarios por sus propiedades analgésicas y anestésicas, la ketamina es altamente peligrosa si se utiliza en altas concentraciones", señala el especialista, y advierte que el consumidor puede caer en coma y hasta morir. "El problema es que nunca se puede saber la concentración de la sustancia que le venden a un joven, eso depende de quién y cómo la haya disuelto. Por eso, algunos consumidores han muerto con la primera dosis. El otro motivo por el que se pone en riesgo la vida es porque el cuerpo aumenta la tolerancia y cada vez se necesita más sustancia. Sin embargo, el sistema cardiovascular no incrementa su tolerancia: primero viene la arritmia; y luego, el paro", describe.
Cómo llega
Lo que llama la atención a los expertos es cómo llega la sustancia a manos de los jóvenes. Los controles de la ketamina (desde 2010 es considerada una droga ilegal en nuestro país) se han incrementado muchísimo en los últimos años. Rosandra Molina y Luis De Chazal, dos veterinarios consultados, resaltaron que los profesionales que la usan deben hacer recetas por triplicado. y que cada vez se utiliza menos en las veterinarias.
"Por algún lado estos controles son permeables, porque los jóvenes consiguen la droga. Alguien se las vende", advierte Marangoni.
Una de las preocupaciones más alarmantes en torno al auge de la ketamina, al igual que otras drogas sintéticas, es la facilidad con que se venden por internet. Pero no es el único escollo al momento de combatirlas: son difíciles de detectar y fáciles de fabricar y traficar. Según los datos de adictos en recuperación, estas sustancias suelen llegar a la provincia en encomienda desde Córdoba. Aquí no se han dado robos de este producto en veterinarias, como sí ocurrió en Buenos Aires.
La toxicóloga Susana Albornoz de Ponce de León, en la presentación de la encuesta sobre consumo que realiza la facultad de Bioquímica, destacó que ya se ve claramente en nuestra provincia un viraje de consumo. "A un mayor poder adquisitivo comienzan a aparecer estas drogas sintéticas que hasta hace tiempo atrás no eran consideradas en el espectro de consumo de los jóvenes", señala.
Lo que los consumidores buscan es estar intoxicados, llegar a un clima de desconexión total. Lo dice Mauricio. Lo sabe por experiencia. Una experiencia que quisiera borrar ahora que volvió a comer, a dormir tranquilo, a tener amigos y a soñar con un futuro bien conectado a la realidad.